domingo, 22 de agosto de 2010

Levantamientos indígenas



Los Katari de Chayanta

En 1779 se produjo un levantamiento de indígenas aimaras en Chayanta, liderados por Tomás Katari contra los abusos de la mita de parte de los intereses mineros de la zona, centrados en el corregidor Aros. Tomas Katari fue apresado y durante su transporte a las autoridades para ser juzgado, fue asesinado lanzándolo a un barranco. Su hermano Dámaso Katari continuó liderando la rebelión y llegó a presentarse en las afueras de Chuquisaca, donde fue traicionado por un sacerdote, entregado a las autoridades y ejecutado.

Túpac Katari en Chuquiago

Poco después, en 1780 y 1781 se produjeron los grandes levántamientos quechua-aymara, liderados por Túpac Amaru II en el Cuzco y Julián Apaza en el Alto Perú. El crimen contra Tomas Katari adelanto los planes insurreccionales de Tupac Amaru, pero Julián Apaza esperó a que madurara su movimiento y formó un ejército de 40.000 hombres.



Se declaró Virrey y tras adoptar el nombre de Túpac Catari decretó el exterminio de la «raza blanca». Invadió Puno y puso sitio a la ciudad de Chuquiago (hoy La Paz) dos veces. Andrés Túpac Amaru, hermano del líder quechua, que había asumido la dirección del movimiento después de la captura y ejecución de Túpac Amaru, se unió a Túpac Katari en el segundo cerco a La Paz, pero maniobras políticas y militares, así como líderes originarios contrarios al levantamiento acabaron con el mismo. Los cabecillas fueron apresados y ejecutados. Katari fue descuartizado en vida mediante el procedimiento de ser amarrado de pies y manos a cuatro caballos jalando en sentido contrario. Junto a él fueron muertos casi todos sus familiares incluyendo a su esposa Bartolina Sisa. Posteriormente, en el afán propagandístico de la construcción de su mito indigenista le atribuyeron la famosa frase "solamente a mí me matan, volveré y seré millones", aunque es sabido que dicha frase pertenece a la novela "Espartaco" del norteamericano Howard Fast y popularizada por una película protagonizada por Kirk Douglas. También se la atribuyeron a Eva Perón.


Los sublevados estuvieron a punto de tomar La Paz, que resistió sacrificadamente el sitio bajo la dirección del intendente Segurola. Ante la emergencia, Segurola rezó y pidió ayuda tanto a a las deidades cristianas como aimaras, la Virgen de Copacabana y el Ekeko, respectivamente. Este último estaba estrictamente prohibido por la Iglesia y las autoridades civiles, pero al tener éxito en la defensa de la ciudad, Segurola agradeció a ambas deidades su ayuda, organizando una procesión para la Virgen y legalizando al Ekeko, pero ahora con un nuevo aspecto, el del español Segurola, forma con la que es conocido actualmente.



3 comentarios:

  1. Bibliografía? De donde obtuvo la información por favor, para poder leer también

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  2. El artículo como está es muy interesante, por ello y con todo respeto, le rogaría hacer que contenga las referencias respectivas, para profundizar investigaciones.Gracias

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